Hablamos con Julio Zambrano quien está al frente de Chocolates Finos Nacionales, una empresa que nace del sueño y de la visión de su padre, Carlos Zambrano, hace cerca de 60 años cuando aún era un joven emprendedor de 18 años que decidió apostar por la pepa de oro ecuatoriana. Inicialmente como comercializador, luego exportador y, posteriormente, junto a sus hijos creó COFINA S. A. dedicada a la manufactura y comercialización de cacao en grano y sus derivados.

Actualmente, la compañía está a cargo por la segunda y tercera generación de la familia Zambrano y está ubicada en la provincia de Guayas, a un poco más de 35 kilómetros de Guayaquil, justo donde se está llevando a cabo la expansión industrial de Ecuador.

¿Por qué decidieron apostar por los derivados del cacao?

Porque Ecuador estaba creciendo en su producción de cacao y lo vimos como apropiado y a la evolución que ha tenido el Ecuador en cuanto a la llegada de las multinacionales, hay más grandes comprando con poder económico, así que el negocio de cacao en grano se redujo y se puso complicado.

¿Cómo es el mercado de derivados en Ecuador?

En la actualidad, Ecuador no tiene tantas fábricas de derivados de cacao: existe Proecuacao una planta de capital extranjero; Nestlé; Cofina y otras 2 plantas cerradas. Si bien nosotros tenemos alrededor de 380 mil toneladas de exportación de cacao en grano, la exportación de derivados es de aproximadamente 10%.

Los costos de producción al estar dolarizados ponen un escenario de desventaja versus otros países que devalúan y hay que luchar con eso para poder vender.

El mercado está creciendo y nosotros estamos tratando de posicionar nuestros productos pero hoy en día las condiciones del mercado nos limitan y las normativas, regulaciones y certificados de trazabilidad y cuidado de bosques dificultan la comercialización incurriendo en más costos.

¿Cómo los afecta la regulación de los niveles de Cadmio en el cacao?

Yo sigo pensando y creo que es una torpeza haber puesto esos niveles de Cd tan bajos, porque para comprobar que una persona se va a contaminar o enfermar por efecto de ingerir metales pesados tendría que consumir una cantidad brutal de chocolate todos los días, durante toda su vida.

En esta parte considero que faltó mediación de parte de los países que estamos involucrados en esto: Colombia, Ecuador y Perú. Tuvimos que habernos movido en bloque y de manera gubernamental haberlo discutido y defendido. Esto ha dejado como consecuencia que se pongan niveles muy bajos y ahora los compradores utilizan ese argumento a la hora de la negociación y obviamente ante cadmio alto los premios son menores o simplemente no se puede vender.

Nosotros tenemos placas volcánicas, así que tenemos el Cd naturalmente. No es algo que limpiándolo lo saquemos de los procesos productivos. Por otro lado, hacer un análisis no es tan fácil, se necesitan equipos especiales que toman tiempo.

¿Qué consecuencias les ha traído?

Lo que nosotros hemos perdido son clientes porque no puedo garantizar que estoy enviando cacao con los niveles de Cd exigidos. Hemos detectado zonas del país donde hay Cd más bajo y se podría trabajar, pero se ha vuelto de nicho donde se hacen con productos especiales.

Lo mismo me pasa con el licor, pero aquí viene otra cuestión, quiénes son los que se benefician de este tipo de situaciones son las empresas que tienen la capacidad de poder importar productos con Cd y poderlo mezclar con otros sin Cd.

Cuando le compras un cacao a cualquiera de las multinacionales grandes, ellos no necesariamente venden el origen de Colombia, Ecuador o Perú, te venden un producto con un código. Por qué, porque ellos hacen mezclas de diferentes orígenes y balancean: uno que les dé el color, el aroma y así van elaborando el tipo de producto que quieren vender.

Así que nos hemos visto afectados bastante. En Suramérica y en otros países fuera de Europa el tema del Cd aún no usa los mismos niveles por lo que aún podemos comercializar sin esos máximos.  Aunque, por ejemplo, a Brasil no puedo venderle por la regulación. Sí ha sido una limitante, sí ha sido un problema y en caso de que esta regulación también sea aprobada por los otros países sería una afectación para todos pues no es fácil. No tienes la ayuda del gobierno y requieres de bastante plata para hacer este tipo de cosas.

¿Dónde cree que está la solución?

La solución saldría, de repente, de que esa ley pueda ser modificada y que haya estudios que demuestren que los niveles actuales no son tan dañinos. Alguna vez me dijo un experto: “Julio, si te tomas varios galones de agua seguidos te puedes morir, pero no por eso puedes salir a decir que el agua te mata. Es lo mismo con el chocolate”. Habría que comer una cantidad importante de chocolate diario tal vez un par de kilos de cacao con alto cadmio por algunos años para que este pueda ser la causa de efectos contra la salud y adicionalmente que la mayoría del chocolate que se consume es con leche y azúcar ya mezclado.

Hasta que esto no suceda seguiremos pasando por los problemas actuales.  

¿Qué decirles a los cacaoteros de los 3 países?

Alguna vez puse de ejemplo un problema que hubo con el camarón ecuatoriano y que era acusado por Estados Unidos de dumping, fue una noticia que saca a cualquiera del mercado. Así que el país contrató un grupo robusto de abogados que fueron al congreso norteamericano y demostraron que no era así y ganaron. Hay que hacer algo parecido: los esfuerzos individuales no van a servir. Debemos pedirles a las instituciones ecuatorianas involucradas que vayan a hablar con los entes que definen esto y con pruebas bien estructuradas y sustentadas demostrar lo injusto de esas medidas.

Con esto no quiero decir que estemos en contra de que se mejore la calidad, pero necesitamos algo que no nos afecte y dañe la vida del agricultor. Finalmente, cualquier descuento o movimiento en el precio afecta, directamente, al productor y terminan por dejar de producir.