En Bogotá, Colombia, entre abrazos largos, libretas llenas de apuntes y esa mezcla rara de alivio y nostalgia que se siente cuando algo importante termina, el equipo de Clima-LoCa cerró su último taller en Colombia. 

Fueron tres días – 10, 11 y 12 de diciembre – en los que la ciencia se volvió conversación cotidiana, los datos se volvieron ruta para la toma de decisiones y un proyecto de seis años se sintió, por momentos, como una familia diciendo adiós sin dejar de mirar hacia adelante.

Clima-LoCa nació persiguiendo un villano silencioso pero determinante: el cadmio. Un metal pesado presente de manera natural en muchos suelos de la región andina que, bajo ciertas condiciones ambientales y de manejo, puede ser absorbido por las plantas de cacao. Su acumulación no solo pone en riesgo la salud de quienes lo consumen en alimentos, sino que se ha convertido en una barrera comercial concreta para los países productores, especialmente frente a las regulaciones de la Unión Europea, que hoy definen qué cacao entra o no a los mercados internacionales.

Para enfrentar ese desafío, Clima-LoCa se creó desde el inicio con un enfoque interdisciplinar, internacional y multiactor. El proyecto apostó por trabajar simultáneamente en Colombia, Ecuador y Perú, tres países que comparten desafíos estructurales en la producción de cacao y que, al mismo tiempo, podían aprender más entre sí que enfrentando el problema de manera aislada.

El enfoque interdisciplinar reunió expertos en genética del cacao, suelos, clima y análisis socioeconómico, entendiendo que el cadmio no es solo un problema agronómico, sino un fenómeno complejo donde interactúan condiciones ambientales, decisiones productivas y realidades sociales.

“La complementariedad entre disciplinas fue clave para entender el problema de forma integral y buscar soluciones”, explicó Mirjam Pulleman, líder del proyecto.

Mirjam Pulleman, lider del proyecto y científica senior de la Alianza Bioversity International & CIAT.

A esto se sumó un trabajo en plataformas multiactor, en las que productores, técnicos, empresas, gobiernos y centros de investigación participaron en el co-desarrollo de innovaciones adaptadas a distintos contextos. Porque, aunque los países comparten desafíos comunes, los territorios son distintos: suelos diferentes, climas distintos, mercados diferentes.

Bajo este enfoque, el proyecto abordó sus dos grandes retos: cadmio y el cambio climático  a través de acciones concretas. La construcción de mapas y líneas base sobre la presencia de cadmio y los impactos de la regulación internacional; y la identificación y evaluación de prácticas agrícolas y materiales genéticos con menor acumulación de cadmio y mayor adaptación al clima. Estas evaluaciones se realizaron tanto en ensayos controlados como en pilotos directamente en fincas de productores, incluyendo territorios como Boyacá y Putumayo en Colombia.

Los dos primeros días del taller estuvieron dedicados al trabajo del equipo. Después de años de recorrer terrenos, fincas y cultivos en Colombia, Ecuador y Perú, los componentes del proyecto – socioeconomía, genética del cacao, suelos y clima, y diseminación– se sentaron a poner resultados sobre la mesa, contrastar metodologías y validar hallazgos construidos desde disciplinas distintas, pero con un mismo objetivo.

Mayessi da Silva, investigadora de suelos de la Alianza Bioversity-CIAT y apoyo en la coordinación del proyecto, lo explicó:

“Desde componentes distintos, con metodologías diferentes, llegamos a resultados muy similares”. Para ella, esa coincidencia confirma que existen patrones claros sobre cómo el cambio climático está afectando los sistemas productivos de cacao y cómo estos cambios influyen en la dinámica del cadmio en los suelos. 

Mayesse Da Silva, científica senior de la Alianza Bioversity y CIAT y coordinadora del proyecto Clima-LoCa.

“Respondimos algunas cosas, pero abrimos otro océano de preguntas para seguir trabajando en el sector cacao”, afirmó, subrayando que el cierre del proyecto no significa el cierre del conocimiento.

Como parte de esa reflexión, la investigadora Ana Bueno propuso una dinámica de construcción colectiva en la que los equipos representaron lo construido a lo largo del proyecto en el cuerpo de un ser humano: en la cabeza, las ideas y lo pendiente; en el corazón, las redes y vínculos; en las manos, los impactos; en el tronco, los resultados técnicos y científicos; y en los pies, los caminos que se abren hacia el futuro. El ejercicio, tan simbólico como revelador, condensó aprendizajes, memorias y miradas que antes no siempre habían convergido.

Rachel Atkinson, punto focal del proyecto Clima-LoCa en Perú.

El conocimiento para tomar decisiones

El tercer día, el 12 de diciembre, el taller se abrió a otros actores de la cadena: técnicos, representantes del sector público y privado, cooperación internacional y productores. El foco no solo estuvo en los resultados científicos, también se desplazó hacia su aplicación: cómo convertir seis años de investigación en herramientas reales para la toma de decisiones.

Desde el inicio, Clima-LoCa tuvo claro que no podía hablarle solo a la academia.

“La idea siempre fue llegar a distintos beneficiarios” explicó Mirjam Pulleman, líder del proyecto.

Por eso, además de publicaciones científicas, se desarrollaron productos diseñados para incidir en políticas públicas, prácticas productivas y decisiones empresariales: briefing notes sobre regulación e inocuidad, bases de datos de suelos y clima, mapas de riesgo de cadmio, guías técnicas, fichas prácticas, herramientas digitales y reportes que hoy circulan entre productores, técnicos, empresas y gobiernos.

Joana Renckens, de Rikolto, recomendó: “traducirlo a la práctica, socializar los resultados y hacerlo sexy”.

Para ella, el reto no es solo producir información y herramientas valiosas – mapas, herramientas, medidas de mitigación– sino lograr que esa información baje del nivel técnico y llegue de forma clara a quienes toman decisiones en el territorio. Para eso propone seguir trabajando en equipo para lograr ese objetivo en los 3 países.

Eliseo Polanco Díaz, investigador máster de Agrosavia, puso el énfasis en la responsabilidad científica:

“El conocimiento nos permite tomar buenas decisiones”, afirmó, insistiendo en que el futuro del cacao debe construirse sobre evidencia técnica y científica, no sobre intuiciones para que el sector crezca y cumpla con los estándares exigidos.

Socios e investigadores durante la jornada de cierre.

“Este proyecto bailó con la más fea”, confesó Cristian Novoa, gerente técnico de proyectos de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao del Ecuador, refiriéndose al cadmio.

Pero también dejó una certeza: la información generada permite proyectar al mundo un mensaje más preciso y preparar al sector para enfrentar no solo las exigencias actuales, sino las que vendrán en el futuro.

Ese vínculo entre ciencia y mercado también se evidenció desde la industria nacional. Oscar Hincapié, investigador de fomento agrícola de la Compañía Nacional de Chocolates, destacó el papel de Clima-LoCa como un aliado estratégico para la toma de decisiones en proyectos productivos con cacao.

“Para nosotros, Clima-LoCa ha sido una base fundamental para tomar decisiones con sustento técnico y científico”, afirmó. Según explicó, el trabajo del proyecto en adaptación al cambio climático y mitigación de riesgos en los suelos ha permitido a la compañía fortalecer su acompañamiento a los agricultores que hacen parte de su cadena de abastecimiento.

Pero el mensaje fue más allá del cadmio. Hincapié señaló que los resultados del proyecto abren el camino para enfrentar nuevos retos en el sector, como la presencia de otros metales pesados – níquel y plomo – en distintos territorios del país, así como desafíos socioempresariales relacionados con ingresos dignos, el reconocimiento del rol de las mujeres y el empoderamiento de los jóvenes en la cadena del cacao, como condición para la sostenibilidad futura del sector.

Panel de expertos en el cierre del proyecto Clima-LoCa.

Por su parte, Carmen Rosa Chávez Hurtado, especialista del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, de Perú, conectó los aprendizajes del proyecto con decisiones de política pública y planteó dos tareas: certificar materiales de siembra para los agricultores e incorporar estas lecciones en proyectos de inversión pública, privada y de cooperación que se traduzcan en ingresos sostenibles para quienes producen cacao.

Entre tantas voces, la de Rafael Higuera Ortiz, productor de Yacopí, Cundinamarca, sumó al sentido del encuentro. Con siete años en el cultivo, trabajando junto a su esposa en poco más de dos hectáreas concluyó:

“Este encuentro nos ha enriquecido para tomar acciones en nuestro propio cultivo y minimizar los efectos negativos del cambio”.

Juan Camilo Pineda, del Servicio Geológico, resaltó que el trabajo de Clima-LoCa responde a regulaciones internacionales, sí, pero también a una necesidad urgente de los pequeños productores. Por eso destacó el valor del proyecto para generar nuevas alianzas entre el sector público, el privado y quienes están directamente en el territorio.

Al cierre del encuentro, Mirjam Pulleman volvió sobre una idea que atravesó todo el taller: el proyecto termina, pero el trabajo continúa. Los datos siguen llegando, los análisis siguen en curso y los resultados seguirán alimentando decisiones.

“Clima-LoCa no fue solo generar conocimiento, fue construir confianza entre actores que antes no siempre se sentaban a hablar” señaló.

Y quizás por eso el ambiente no fue de despedida definitiva. Más que un punto final, el taller dejó una base compartida: información validada, herramientas en uso y una red activa entre ciencia, empresa, Estado y productores.

Equipo Clima-LoCa durante el cierre.

El último momento estuvo a cargo de Guillermo Zambrano (ESPOL Ecuador) y María Camila Giraldo, quienes con una guitarra pequeña y maracas interpretaron canciones que han acompañado estos años de trabajo colectivo. Un gesto para recordar que detrás de los datos también hay personas, territorios y una red que – como el cacao – no crece sola y ya no se rompe.

 

Jornada de finalización del evento.

 

Redacción del artículo: Camilo Beltrán Jacdedt.